domingo, 11 de septiembre de 2011

V Globalización y desarrollo



GLOBALIZACIÓN

“El único objetivo es incrementar el valor de mercado total de los valores comercializados, lo que sirve sólo para crear una burbuja financiera que aumenta las pretensiones de los que poseen estos valores en contra de la riqueza real de la sociedad. Olvidémonos de la producción y los intereses de la clase trabajadora, las comunidades y la naturaleza. Así es la defectuosa lógica del capitalismo financiero que en la actualidad orienta las políticas hacia la economía global y que está provocando el colapso financiero generalizado” David C. Korten (“El mundo post empresarial”)

Desde lo económico, la globalización implica un mercado mundial único, al cual se ha llegado, principalmente, como consecuencia del desarrollo tecnológico tanto en las comunicaciones como en el proceso de la información. La integración entre los países se ha visto bastante favorecida, si bien no se están logrando las mejoras esperadas.

Para describir las actitudes predominantes en este proceso es necesario volver a plantear la ecuación de la economía de mercado, para observar luego sus cambios y distorsiones. Es de interés describir las actitudes que orientan a las decisiones humanas antes que conocer los detalles de los mecanismos financieros vigentes. Tenemos entonces:

Economía de mercado = Trabajo + Ahorro productivo + Ética

Cuando se cambian los objetivos éticos por la exclusiva búsqueda de la optimización de ganancias, pasamos al

Capitalismo empresarial = Trabajo + Ahorro productivo + Optimización de ganancias

Finalmente tenemos el capitalismo financiero, como tercera actitud empresarial.

Capitalismo financiero = Ahorro especulativo + Optimización de ganancias

Este aspecto del capitalismo es reciente, siendo un fenómeno autónomo, y difiere del capitalismo empresarial en que no acompaña a la producción, pero involucra mayor cantidad de capitales que los asociados a la economía real, o productiva. Se estima que las transacciones financieras diarias, en el mundo, implican un monto superior al producto bruto interno anual de toda la América Latina.

Los optimistas suponen que en el proceso de la globalización predomina la economía de mercado mientras los pesimistas (o quizás realistas) estiman que predomina el capitalismo financiero.

Los mercados nacionales requieren de un marco legal adecuado, brindado por el Estado, mientras que el mercado mundial también lo ha de necesitar. Sin embargo, organismos como el FMI, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio, no responden todavía a esa necesidad. Las decisiones tomadas por tales organismos parecen no promover, en general, una disminución de la actitud especulativa, ya que algunas de ellas profesan “el fundamentalismo de mercado”, según la expresión del economista Joseph E. Stiglitz.

La globalización actual es selectiva por cuanto los países poderosos exigen que los más pequeños abran sus fronteras a la importación, pero se les impide entrar con sus productos en aquellos países.

Las enormes sumas de dinero involucradas en el plan de salvataje de bancos y empresas, durante la crisis de 2008, podrían muy bien haberse utilizado para solucionar los graves problemas que padecen miles de millones de seres humanos que viven en la pobreza. Pero las circunstancias hicieron que esas grandes sumas fueran a salvar a muchos especuladores.

Entre los obstáculos que se presentan y que impiden llegar a soluciones concretas, además de los mencionados, está la irracional actitud anti-empresarial, que no distingue entre productor y especulador. Si se sigue combatiendo al productor como si se tratase de un delincuente, la economía real se verá desfavorecida.

Los especuladores podrían preguntarse porqué mucha gente prefiere ganar dinero honestamente en lugar de buscar lo que les permite lograr mayores ganancias. La respuesta es que hay personas que tienen honor y dignidad. Recordemos que hace unas decenas de años, las transacciones y acuerdos se hacían “de palabra”, cuando era habitual ser valorado socialmente por la decencia y otros atributos éticos, en lugar de serlo exclusivamente por el dinero poseído.


CONTRA LA GLOBALIZACIÓN

“Dudar de todo o creerlo todo, son dos soluciones igualmente cómodas, pues tanto una como la otra nos eximen de reflexionar” Henri Poincaré

Respecto del capitalismo y la globalización se toma una postura similar a la adoptada frente a la religión, ya que en esos casos no se logran siempre los mejores resultados, o los resultados esperados. Por ello surgen dos actitudes extremas; la primera propone anularlos y descartarlos por siempre, mientras que la segunda propone mejorarlos.

También respecto de la ciencia se adoptan actitudes extremas. Así, cuando alguien descubre que no es infalible, se decepciona y la desestima totalmente, mientras que otros confían ciegamente en sus resultados. La realidad es algo intermedio, ya que la ciencia, incluida la economía, ha permitido conocer y comprobar ciertas leyes mientras que desconoce gran parte de la realidad.

No podemos negar los beneficios que otorga la globalización como tampoco los que potencialmente podrá otorgar. Sólo en un marco de colaboración e intercambio entre naciones podrán solucionarse los graves problemas que afronta la humanidad.

Alguien puede pensar que quien hace críticas al capitalismo financiero es el que está contra la globalización. En realidad, quien atenta contra los buenos resultados de la globalización es precisamente el especulador. Sucede en este caso algo similar a lo que ocurre en religión. Si alguien critica al fanático, se interpreta erróneamente que uno está contra la religión, siendo que el que la debilita es precisamente tal personaje.

Para descalificar al capitalismo, se dice que es una ideología o, incluso, una utopía. En realidad, el hombre actuando en libertad, produciendo y realizando intercambios, establece un proceso natural, autorregulado, que es descrito por la economía mediante leyes adecuadas. Cuando existen fallas morales en los individuos (como el simple deseo de no trabajar), o perturbaciones en el sistema de libre intercambio, se altera el proceso y las ventajas se pierden.

La economía de una Nación, o aún la de un pequeño grupo de gente asociada, depende de aspectos psicológicos tales como confianza, ambiciones, necesidades, etc., por lo que aún cuando no existiese especulación, el sistema de la economía de mercado puede presentar ciertas inestabilidades.

Todo sistema basado en la libertad estará supeditado al riesgo y a los efectos derivados de elecciones inadecuadas. Pero la supresión de la libertad nos lleva indefectiblemente a la esclavitud. Todavía hay muchos que sostienen la posibilidad de que transitemos hacia una globalización de tipo soviético, en la que el mundo habría de ser una gran cárcel dirigida por un solo amo.


IDEAS INFLUYENTES

“Se presume que un criminal es inocente hasta que se pruebe lo contrario. Sólo los empresarios, productores, proveedores, abastecedores, los Atlas que cargan con toda nuestra economía sobre sus hombros, son considerados culpables por su naturaleza y están obligados a probar su inocencia……” Ayn Rand (“Capitalismo. El ideal desconocido”)

Quizás no haya habido en la historia alguna idea más influyente que aquella que asocia al empresario toda la perversidad y egoísmo existentes, mientras que, simultáneamente, asocia la bondad y la honestidad al trabajador de menor rango.

Una de las razones de esta asignación ha de ser la simple envidia; la no aceptación de que alguien pueda tener mejores aptitudes para dirigir y promover la producción. Podemos observar una actitud similar respecto de las opiniones sobre los científicos, en cuyo caso muchos suponen que tienen algún tipo de deficiencia mental asociada necesariamente a la creatividad científica. Tampoco se ha de reconocer superioridad intelectual alguna.

El empresario es la base económica de la sociedad. Puede uno imaginarse lo que sucedería si no existieran. La sociedad se derrumbaría en un caos social (o habrían de ser reemplazados por políticos que planifican la producción desde el Estado con una gran pérdida de productividad y de libertad individual).

En los países subdesarrollados, en donde el desprestigio asociado a los empresarios es bastante notable, se observa un bajo porcentaje de los mismos, por cuanto la mayoría opta por la seguridad y la tranquilidad del empleo, ya sea estatal o privado. Como la producción resulta insuficiente, se culpa a los empresarios por “no distribuir sus riquezas”, en lugar de criticar a quienes producen muy poco, o incluso no producen y consumen como si fuera justo que lo hicieran.

Cuando se habla del “trabajador” se hace referencia, generalmente, al que realiza alguna actividad muscular, pero pocas veces se valora la capacidad de tomar decisiones, o la creatividad, o el conocimiento que debe poseer cualquier empresario exitoso.

Debería demostrarse a través de la psicología, o de alguna ciencia social, la realidad, o no, de esta idea, porque la mayoría de las personas supone que tanto el abogado, como el político, el médico, el docente, el artista, el militar, etc. son seres espirituales que realizan sus actividades laborales bajo objetivos que se identifican con la noble vocación de servir al prójimo, mientras que sólo el empresario pertenece a un sector egoísta, perverso, que sólo busca riquezas materiales.

En realidad, la “ley de Marx” (acerca de la culpabilidad de la burguesía) es la mejor aproximación a la descripción del comportamiento mencionado, con el agravante de que la supuesta ley favorece la lucha de clases, que puede terminar en revoluciones y guerras civiles. También sería falsa una ley que manifestara la perfección y honestidad generalizada de los empresarios.

Los políticos, por lo general, fundamentan su razón de ser al considerarse defensores de los ciudadanos honestos ante la perversidad empresarial. Esta es una idea que ni siquiera se discute, porque la mayor parte de la sociedad supone que es así. Incluso se admite que el empresario es el que crea “desigualdad social”, considerada como la principal causa de delincuencia existente. De ahí que sea el culpable indirecto de los crímenes más alevosos, por lo que luego se libera a peligrosos delincuentes considerando que son víctimas de un sistema social injusto; una injusticia que habría de ser favorecida por el accionar empresarial.

¿Puede una sociedad mejorar en base a mentiras abiertas y con muy poco sustento en la propia realidad? Incluso se llega a admirar y a idolatrar a personajes que, desde ideologías y escritos, favorecieron el asesinato de decenas de millones de víctimas en todo el mundo, como ha sido el caso de quienes impulsaron el accionar de nazis y comunistas.


SOSPECHA DE CULPABILIDAD

“El socialismo reniega vehementemente del individualismo liberal definiendo al hombre como ciudadano, esto es, como miembro de la sociedad. El individuo carece de toda autonomía, de toda responsabilidad, de todo derecho que no le sea asignado por el Estado. La raíz de esta falsa imagen del hombre, proviene del pesimismo socialista, por oposición al optimismo liberal. Mientras éste concibe al individuo como esencialmente bueno y justo, el socialismo considera que el hombre es esencialmente egoísta, irresponsable e injusto. Debe por lo tanto, reducir al máximo el ámbito de su libertad, de su iniciativa, pues inevitablemente abusará de los demás” Carlos A. Sacheri (“El orden natural”)

La optimización del comportamiento humano, es decir, lo que el hombre debe ser, implica una proyección de lo que el hombre es. Pero nunca podremos ponernos de acuerdo acerca de lo que debe ser si antes no concordamos en lo que es.

Mientras que en el Génesis bíblico resalta la expresión “y vio que era bueno”, en el que se adopta un punto de partida optimista respecto de la Creación, en otras posturas se destacan visiones pesimistas en las cuales se supone que el hombre es perverso y malo, porque esa es su naturaleza.

Si se cree en la natural bondad del hombre, con ciertas limitaciones, se tratará de proponer un marco de libertad para el desarrollo de su vida. Por el contrario, si se supone que es perverso por naturaleza, la tendencia respectiva buscará establecer una sociedad en la cual se habrá de restringir hasta la libertad esencial y cotidiana.

Es de destacar que el socialista, cuando propone la eliminación de la propiedad privada, apunta en realidad hacia el advenimiento del capitalismo estatal, en donde se acentuarán todos los defectos atribuidos al capitalismo privado. Sin embargo, deja de lado por un momento aquella creencia que sustenta su postura, la de la natural maldad del hombre, por cuanto los marxistas, a cargo del poder, poseen las virtudes negadas a los demás, de donde se justificaría el mencionado monopolio y la total concentración de poder en el Estado.


PAÍSES EMERGENTES

“La pobreza del Tercer Mundo sólo tiene una causa: las iniciativas individuales son reprimidas por el Estado”. “El socialismo ha fracasado en el Tercer Mundo como en otros lugares. El drama de América Latina es que la mayor parte de los intelectuales no se ha dado cuenta todavía” Octavio Paz (“Los verdaderos pensadores de nuestro tiempo”)

Mientras que el liberalismo trata de favorecer a la actividad productiva, las tendencias socialistas proponen una producción planificada que se opone al progreso individual. En algunos países, como Cuba, durante mucho tiempo fue prohibida la producción individual con la esperanza de cambiar la naturaleza humana para que, alguna vez, la ética altruista termine incorporándose a la esencia del hombre, algo que no ha dado resultados hasta ahora, y posiblemente nunca los dará.

Supongamos el caso de un productor, que vive en un país con un millón de habitantes, con una economía colectivista, o socialista. Si tal individuo desea duplicar su producción, recibirá sólo una millonésima parte del aumento que produjo, por lo que no tiene un incentivo concreto para hacerlo. Si deja de producir, tampoco habrá un cambio significativo respecto de lo que recibe.

En cambio, si ese incremento en la producción individual se produce en una economía libre, bastante mayor será el beneficio que su ejecutante recibirá. El resto de la sociedad se verá también beneficiado, ya que la mejora directa en la economía individual será simultáneamente una mejora indirecta en la economía de todos. Cada trabajador se beneficia junto a los demás en lugar de tener que sacrificarse previamente con pocas esperanzas de recibir beneficios de los demás.

En los países emergentes, o en vías de desarrollo, es común que los políticos logren ser elegidos en base a las promesas de “defender” al pueblo protegiéndolo del sector productivo. Sería mejor, en todo caso, promover la producción y el trabajo de manera de evitar la pobreza y la marginalidad. Pocas veces se habla de repartir el trabajo, sino de repartir las riquezas, ya que se acepta tácitamente que sólo es culpable el empresario.

No sólo la mentalidad socialista es un problema para el desarrollo, sino la existencia de altos niveles de corrupción, que se dan principalmente en el Estado, involucrando a políticos y a empresarios a ellos asociados. A partir de calificaciones realizadas a los distintos países según sus niveles de corrupción, puede observarse que los mayores niveles corresponden también a la mayor pobreza; lo que no es de extrañar.

Otros de los problemas que afectan a varios países en desarrollo radica en el hecho de intentar imitar el sistema económico de los países desarrollados sin adoptar previamente su nivel cultural, es decir, se trata de buscar el sistema ideal pero sin que necesariamente el individuo o el pueblo deban cambiar en lo más mínimo.

Así, en una época prevaleció el “fundamentalismo de mercado”, y se ignoraron aspectos básicos como la inercia mental de los seres humanos, que impide cambiar de la noche a la mañana una actividad laboral realizada durante toda una vida o adoptar un nivel tecnológico competitivo en un breve tiempo. Se sugería adaptarse a las nuevas épocas de la misma forma en que algunos tratan de enseñar a nadar a alguien arrojándolo directamente al agua: o aprende o se ahoga.


SUBDESARROLLO

“La revolución del desarrollo económico se produce cuando la gente sigue trabajando, compitiendo, invirtiendo e innovando, incluso cuando ya no lo necesita para ser rica. Esto es posible sólo cuando los valores que se persiguen, que promueven la prosperidad, no se disipan cuando llega la prosperidad” Mariano Grondona (“La cultura es lo que importa”)

Mientras que el empresario japonés, por lo general, reinvierte sus ganancias en la creciente y recién formada empresa, hasta que tenga unos veinte años, en algunos países latinoamericanos se trata de vivir holgadamente casi desde el comienzo mismo de la actividad empresarial. Como consecuencia de esto último, son muchas las empresas que deben cerrar sus puertas en un lapso no muy largo.

Tanto el ahorro como la inversión están favorecidos por la opción de beneficiar el futuro sacrificando algo la comodidad del presente, lo que se opone al consumismo y al crédito, que busca la comodidad del presente sacrificando el futuro.

En algunos países emergentes, incluso, se critica al que invierte y ahorra, acusándoselo de “materialista”, mientras que el que vive para lo material es precisamente quien vive sólo para consumir, tanto de lo necesario como de lo vano y lo superficial.

Cuando el trabajo, la inversión, la creatividad, la innovación y el crecimiento son valores en sí mismos, el empresario y el trabajador pueden seguir produciendo eficazmente luego de haber logrado cierto éxito, mientras que, si la actividad productiva busca tan sólo lograr el nivel de riqueza ambicionado, el crecimiento podrá verse limitado.

La educación permite construir el capital humano de una Nación, por lo que también tiene un enorme valor económico. Pero este capital se va destruyendo cuando los adolescentes no dan prioridad a sus estudios, sino que viven tan sólo para la diversión, las vacaciones y los días feriados.


DESARROLLO

“El Estado más corrompido es el que más leyes tiene” Publio Cornelio Tácito

Un país podrá desarrollarse si es impulsado equilibradamente por las tres fuerzas motoras principales: economía, política y cultura. El predominio de alguna de ellas sobre las restantes caracterizará la tendencia ideológica de quienes la promueven.

En el institucionalismo predomina la política sobre la cultura y la economía. Se supone que el marco legal adecuado, junto a una democracia estable, son los requisitos básicos para lograr el desarrollo integral de la Nación. Sin embargo, aún cuando exista un aceptable marco legal, de poco servirá si no existen intenciones por respetarlo.

Se ha denominado estructuralismo a la postura de quienes sugieren que la economía constituye la estructura básica de la sociedad, mientras que la política y la cultura son apenas su armadura o disfraz. El estructuralismo de izquierda se basa en el Estado y desconfía del mercado, mientras que en el estructuralismo de derecha ocurre lo contrario. El de centro apela a ambos, pragmáticamente.

La postura restante, el culturalismo, considera prioritario el comportamiento ético individual promoviendo a la educación como elemento básico para el resurgimiento de la sociedad. Esta prioridad se hace evidente considerando que el nivel económico de una sociedad se establece a partir del trabajo y del ahorro productivo, aspectos que requieren de una previa base ética. También el respeto por las leyes y las autoridades depende de la existencia previa de atributos morales. El individuo es la base de toda sociedad y debe priorizarse a sus realizaciones, tales como las leyes, la política o la economía.

Mientras que en algunos países europeos se trataba de evitar las tiranías, por lo cual surge la necesidad de tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial, en algunos países latinoamericanos se trataba de evitar el caos y la anarquía, por lo cual siempre el poder ejecutivo tuvo una mayor preponderancia sobre los otros poderes; algo que en el futuro deberá corregirse.


CONTRA OCCIDENTE

“Sospecho que Gerard Holton está cerca de la verdad al ver el ataque radical a la ciencia como un síntoma de una hostilidad más amplia hacia la civilización occidental, una hostilidad que ha envenenado a los intelectuales occidentales desde Oswald Spengler en adelante” Steven Weinberg (“El sueño de una teoría final”)

Es posible encontrar un origen común de los ataques que se hacen contra la ciencia, la tecnología, el capitalismo e, incluso, contra el cristianismo; y consiste en que, generalmente, se asocia tales actividades e ideas principalmente a Occidente, ya sea por crearlas o bien por difundirlas.

La ciencia experimental surge principalmente en los países europeos, si bien actualmente se está difundiendo por todo el mundo. Pero la ciencia es una actividad de validez universal, precisamente porque describe leyes naturales que tienen ese carácter. Tales leyes no son inventadas por el hombre, sino que existen previamente a su descripción.

En cuanto al capitalismo, que es el resultado del accionar libre de los seres humanos que deben realizar intercambios luego de la aceptación de las ventajas de la división del trabajo, no implica una invención por parte de Occidente, sino una adaptación a un proceso natural previamente existente.

El éxito en los demás es algo “imperdonable” y de ahí surge una causa de malestar en otros pueblos que se negaron a participar, al menos parcialmente, en el desarrollo cultural de la humanidad. En lugar de compartir los aspectos positivos tanto de la ciencia, como de la tecnología, del capitalismo y del cristianismo, por cuanto son partes del patrimonio cultural de la humanidad, se adopta la actitud de combatirlos en una forma cada vez más obstinada.


MINORÍAS DOMINANTES

“La inquietante realidad es que los mercados mundiales, a pesar de que como efecto secundario «ponen a flote a todos los buques», han intensificado de modo sistemático el extraordinario dominio económico de ciertas minorías «foráneas», lo cual ha alimentado una envidia y un odio étnicos intensos en las mayorías empobrecidas que las rodean” Amy Chua (“El mundo en llamas”)

Si bien pocos dudan de las ventajas que en lo político presenta la democracia y en lo económico el mercado libre, no debe dejarse de considerar que todo “sistema”, por sí mismo, no puede evitar algunos serios problemas que ocurren, tal el caso de las minorías de origen foráneo que llegan a dominar, en lo económico y en lo social, a la mayoría local, y ello es una causa de conflictos en varios países.

Podemos mencionar el caso de los indonesios de etnia china, quienes con sólo el 3% de la población, controlan aproximadamente el 70% de la economía privada en Indonesia. Otro caso similar es el de los filipinos de etnia china, que con sólo el 1% de la población, controlan el 60% de la economía en Filipinas. Algo similar ocurre en Birmania. También las minorías blancas dominan las economías en Sudáfrica, Brasil y varios países de Latinoamérica.

En Ruanda, civiles hutus mataron a ochocientos mil tutsis en unos tres meses. En casos como este se observa que el triunfo electoral de un partido político, con mayoría de integrantes del grupo étnico mayoritario, ha de significar una situación de extremo peligro para el grupo étnico minoritario.

En cuanto al mercado, puede decirse que permite el ascenso de los grupos más aptos, que muchas veces son grupos foráneos, tales los casos de los indios en Uganda, los eritreos en Etiopía, los judíos de Rusia, los indios y luego los chinos en Myanmar (Birmania), y otros casos similares. Pocas veces es reconocida la superioridad del grupo foráneo mientras que se lo culpa por el atraso del grupo local.

Los estadounidenses son odiados por gran parte del mundo por cuanto representan una minoría que, con un 5% de la población mundial, domina un porcentaje bastante mayor de la economía mundial. Algo similar pasó en el caso de los judíos en la Alemania del siglo XX, ya que dominaron la economía y la cultura de ese país. Tanto los norteamericanos como los judíos habrán de tener muchos defectos, como los tienen todos los pueblos, pero no debe negarse la capacidad demostrada para favorecer el desarrollo del conocimiento y de la cultura mundial.

En Sudamérica hay quienes culpan a los inmigrantes europeos por haber “explotado” a las poblaciones locales, y de ahí la explicación simple e inmediata de su distinto desarrollo posterior. Si bien es posible que este hecho pueda haber ocurrido parcialmente, no resulta legítimo generalizar la situación y ocultar los méritos de quienes trabajaron arduamente para lograr el engrandecimiento de estos países. Recordemos que “racismo” no sólo significa denigrar a los más débiles, sino también difamar a los más fuertes, o que aparentan serlo.

Cuando algún país logra “liberarse” de las minorías dominantes, podrá perder el motor de su economía y sufrirá por ello. De ahí que sea beneficioso para todos lograr una integración étnica en la cual predomine la actitud del “ciudadano del mundo”.


DEPENDENCIA ECONÓMICA

“En el pensamiento económico latinoamericano, la dependencia es concebida como un sistema de relaciones de dominación, mediante el cual parte del excedente generado en los países de la periferia es apropiado concentradamente por la fracción hegemónica de la burguesía de los países dominantes, y/o transferido hacia el centro” Pedro Paz (“Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas” de T.S. Di Tella)

De la misma forma en que la evolución de las sociedades ha sido descripta por el marxismo como una lucha de clases, contempla una lucha similar entre países dominantes, o imperialistas, y países dominados, o dependientes. En este caso, se asocian todos los males a los primeros y todas las virtudes a los segundos. De ahí que resulta difícil esperar el mejoramiento de los países pobres por cuanto, a partir de esta visión, pocas veces se observan los propios defectos y se encuentra en la teoría de la dependencia una plena justificación para el fracaso.

Se induce cierto fatalismo, ya que se pregona que no es posible una mejora económica en vistas a la dependencia existente. Se ignora que en los países emergentes hay mucho para mejorar y que por ello no debemos cruzarnos de brazos esperando la caída definitiva del capitalismo. Incluso deberíamos considerar que los países dominantes son peores de lo que en realidad son, de manera que, al adoptar posturas de mejora individual y colectiva, se ayudará al resurgimiento de los países emergentes.

Desde el punto de vista liberal, se considera que, así como es positivo establecer en una sociedad la división o especialización del trabajo, entre los distintos países será beneficioso adoptar cierta especialización en la producción. Sin embargo, desde el punto de vista marxista, esta división se interpreta como una dependencia económica establecida por los poderosos para explotar a los débiles.

En realidad, los gobiernos de izquierda de Latinoamérica favorecen el éxodo de capitales hacia los países desarrollados, ya que éstos garantizan una mayor seguridad a la propiedad privada. La idea predominante del marxismo, tal la de la expropiación estatal de los medios de producción, limita bastante las inversiones en los países que presentan tal tipo de riesgo.

Con la teoría de la dependencia se cumple también con la “profecía del autocumplimiento” por cuanto es verdad que los capitales de los países pobres terminan en los países desarrollados, pero ello se debe principalmente al temor del dueño del capital de que aparezcan gobiernos socialistas que nacionalicen la propiedad privada.

En cuanto a que el poderío económico de los países centrales se debería principalmente a lo que extraen de los países pobres, debe tenerse presente que lo que en el mundo se comercia en un día equivale al monto del producto bruto interno de toda Latinoamérica en todo un año. De ahí que si duplicáramos la producción en esta parte del mundo, quizás el resto ni se enteraría, pero mejoraríamos apreciablemente nuestro propio nivel de vida.

Lo que resulta difícil de modificar es el desnivel tecnológico entre los países poderosos y los subdesarrollados. También las protecciones unilaterales hacia las importaciones, impuestas por los primeros, poco favorecen al desarrollo económico de los países emergentes. De ahí que la globalización del comercio debería contemplar estos aspectos para que exista un beneficio equitativo entre las partes intervinientes.

Quizás el peor defecto de la globalización radique en que las ganancias y los capitales producidos en un país terminen favoreciendo a las potencias económicas. Pero este aspecto subsistirá hasta que se elimine el temor hacia el posible surgimiento de gobiernos marxistas. El marxismo es el mayor aliado de las grandes potencias capitalistas, aunque predique lo contrario.


TECNOLOGÍA Y ÉTICA

“Un cuerpo de conocimientos es una tecnología si es compatible con la ciencia coetánea y controlable por el método científico, y si se lo emplea para controlar, transformar o crear cosas o procesos, naturales o sociales” Mario Bunge (“Epistemología”)

La tecnología prolonga los alcances y objetivos de la adaptación biológica, ya que este proceso no puede brindar mejoras adaptativas en el corto plazo. El avance tecnológico produce una segunda naturaleza respecto de la cual debemos también establecer un proceso de adaptación.

Es frecuente la pregunta acerca del carácter ético de la tecnología y de la ciencia. Al respecto podemos decir que la palabra “ética” tiene sentido sólo cuando está asociada a las acciones humanas; más concretamente a las actitudes básicas del hombre. De todas formas, es lícito preguntarse por los efectos que, a la larga, producirá el avance tecnológico.

El caso de la fusión nuclear puede servir como ejemplo. Por una parte, ha permitido construir el arma más mortífera concebida por el hombre, la bomba de hidrógeno, mientras que en forma simultánea la fusión nuclear presenta la esperanza concreta, y quizás única, para producir la salvación energética de la humanidad, ya que, cuando se agoten el petróleo, el carbón o el uranio, no habrá otra posibilidad para lograr energía utilizable, al menos en gran escala, incluso con muy poca contaminación al medio ambiente.

Esto significa que la ética sólo es atribuible a las decisiones humanas y que un mismo objeto, un cuchillo, por ejemplo, puede utilizarse tanto para producir beneficios al hombre (como utensilio) o bien para producir su destrucción (como arma).


UNIDAD LATINOAMERICANA

“Proponerle, pues, a un individuo, a un partido, a un pueblo la imitación de otro reconocidamente mejor que él, es pedirle que vea las cosas bajo una luz que no es la suya, porque sólo viéndolas de la misma manera podría tomar en los mismos casos las mismas determinaciones de sus mejores. Darle esa luz es la cuestión, pues entonces hará lo mismo porque verá lo mismo, y lo imitará sin propósito de imitarlo. Por consiguiente, crear y aumentar por la educación la conciencia moral en todos, o en la mejor parte de los individuos, es levantar los individuos….” Agustín Álvarez (“El pasado y el presente” Cita)

Ante la tendencia impuesta por la globalización económica, diversos países buscan agruparse a fin de fortalecer su posición ante tal embate. Impulsada por el adelanto tecnológico, promueve incluso una globalización cultural, que avanza sobre las culturas regionales. De ahí que Europa busca la “unidad en la diversidad”, ya que debe adaptarse a la existencia de pueblos con idiomas, costumbres y formas de pensar diferentes. Aún así, existen varios puntos en común por lo que tal unión ha resultado factible.

En cuanto a Latinoamérica, son otros aspectos los que debemos resolver, si bien compartimos algunos de los problemas europeos. La unión entre los pueblos, cualesquiera ellos sean, ha de establecerse a partir de vínculos. Un vínculo es algo que une y es algo que se comparte. La unión de los países, como sociedades humanas que son, habrá de establecerse a través de los mismos vínculos que permiten la formación de todo orden social. Uno de los vínculos propuestos es el de los sentimientos humanos, tal como lo hace el cristianismo. Si podemos compartir las penas y las alegrías de los demás, ello hará que tratemos de evitar el mal y a favorecer el bien, ya que, al ser compartidos, serán nuestro propio bien y nuestro propio mal. Este es el vínculo más firme y duradero que existe.

Debemos abandonar las ideologías europeas que fracasaron rotundamente, tales los casos del marxismo, del nazismo y del fascismo. Todavía existen en Latinoamérica los que tratan de mantener vigentes las ideologías violentas, si bien se predica y se recita a cada rato la palabra “democracia”. Europa ha abandonado a Marx, Lenín, Stalin, Hitler y Mussolini. De igual forma, es necesario que Latinoamérica abandone a Perón, Fidel Castro y al Che Guevara, que han sido fieles representantes latinoamericanos del totalitarismo europeo.

Nuestra identidad cultural, por el contrario, debe identificarse mucho más con Cristo y con Gandhi. Sus propios pueblos estaban dominados por poderosos imperialismos, como el romano y el británico, respectivamente. En ambos casos, sin embargo, buscaron el camino del fortalecimiento ético del individuo, como paso previo al éxito que posteriormente tuvieron. Si bien sus vidas están separadas por casi dos mil años, sus ejemplos tienen vigencia en la actualidad.

El camino sugerido por Cristo, como el seguido por Gandhi, llevan implícito un arquetipo político claramente definido y que tan sólo es una consecuencia del predominio ético que debe imperar en cada hombre. No proponen un modelo de sociedad, ni un sistema económico de producción y distribución, sino un modelo de hombre. En esto consiste esencialmente lo que podría denominarse “la tercera vía”; una alternativa al capitalismo y al socialismo, ya que es el individuo el que caracteriza a la sociedad y no a la inversa, si bien no debemos ignorar la influencia que ésta produce en aquél.


TERCERA VÍA

“Lo opuesto a la izquierda o al progresismo no es la derecha: son la sensatez y las ganas de vivir, esas actitudes de vida que prefieren el trabajo de lo posible a la militancia nefasta y contraproducente en una alucinación a la que gustan presentar bajo la forma equívoca de ‘la justicia’ o ‘la libertad’” Alejandro Rozitchner (“Amor y país”)

Así como en nuestras épocas han aparecido los productos “light”, o versiones livianas de los distintos alimentos, con el progresismo y el neoliberalismo se ha tratado de suavizar las antiguas posturas marxistas y liberales, si bien mantienen vigente su esencia.

El progresismo trata de imponer sus ideas comparando una sociedad ideal (el socialismo) con las distintas sociedades reales, por lo que siempre parecerá mejor una sociedad ideal a una real. Suponen que una de las tareas de las ciencias sociales es la confección de sociedades utópicas.

La total concentración de poder a través del Estado conduce a una situación de cierta peligrosidad, por cuanto las decisiones terminan recayendo en un solo individuo, y toda una Nación deberá estar supeditada a su buen criterio personal. Los casos de Hitler, Stalin, Mao, Mussolini y otros, son casos en que un individuo hacía y deshacía según sus propias iniciativas y caprichos.

En los últimos tiempos se ha hablado acerca de una tercera vía, como una alternativa tanto al capitalismo privado como al capitalismo estatal (socialismo). Esta tercera vía podrá ser aquella que sostiene que la mejora ética producirá el mejoramiento individual y social, en todos sus aspectos, mientras que tanto el liberalismo como el socialismo suponen, cada uno por su camino, que la mejora económica producirá luego la mejora en todos los aspectos de la sociedad. Podemos sintetizar las posturas mencionadas en las siguientes expresiones:

Cristo dijo: “Busca el Reino de Dios y su justicia, que lo demás se os dará por añadidura”

El liberal dice: Busca la economía de mercado que lo demás se os dará por añadidura.

El socialista dice: Busca la expropiación de los medios de producción que lo demás se os dará por añadidura.

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