jueves, 8 de septiembre de 2011

XIII Humanidades y Psicología


PSICOLOGÍA SOCIAL

“La psicología social es el campo científico que intenta entender la naturaleza y las causas del comportamiento y el pensamiento individual en situaciones sociales” R. A. Baron y D. Byrne (“Psicología Social”)

De todas las actividades intelectuales que describen al ser humano, las ciencias sociales tienden a ser las más accesibles por cuanto, cuando algo entra en el marco de la ciencia experimental, se trata de algo simple, verificable y fácilmente comunicable a los demás. Esto contrasta notablemente con la filosofía y la religión, ya que estas últimas no tienen limitaciones estrictas en cuanto a sus contenidos y a su compatibilidad con el mundo real.

De todas las ramas de las ciencias sociales, la que presenta ciertas ventajas en cuanto a la posibilidad de establecer una ideología de adaptación, es la Psicología Social, y ello se debe, entre otros aspectos, a que considera con preponderancia los siguientes aspectos del comportamiento humano:

a) Ideas (pensamiento, información)
b) Influencia entre individuos
c) Actitudes

Se ha dicho que la Psicología Social es el vínculo entre la psicología y la sociología, además de serlo entre otras ciencias sociales y humanas. Es posible que en el futuro también pueda llegar a constituirse en el camino que facilite el vínculo entre los distintos seres humanos.

Cuando alguien comienza a pensar y a escribir sobre el ser humano y la sociedad, no ha de tener claro si lo que hace es filosofía, ciencia social o religión. Tampoco es imprescindible tenerlo claro desde un principio. Sin embargo, luego de cierto tiempo verá que su pensamiento se identificará más con una de estas tendencias del pensamiento que con las otras.

Debido a que el presente escrito busca las ideas mínimas, en cantidad, que permitan la deducción de la mayor parte de los conceptos necesarios para nuestra adecuada adaptación, se trata de un escrito que puede considerarse dentro del marco de la Psicología Social.


DEPRESIÓN

“Los pensamientos negativos alimentan los estados de ánimo negativos. Los estados de ánimo negativos alimentan pensamientos negativos” David G. Myers (“Psicología”)

Los estados depresivos tienen causas psicológicas, propias del individuo, y también causas sociales, por lo que es necesario compatibilizar ambos puntos de vista. Tanto la depresión como la neurosis son situaciones intensificadas por problemas de desadaptación social y de ausencia de un claro sentido de la vida. De ahí que podamos mencionar algunas de las causas que favorecen la aparición de estados depresivos:

1) Autoestima reducida
2) Vida sin significado
3) Desadaptación al medio social

El círculo vicioso de la depresión es un proceso que se realimenta y que puede ser roto en alguna de sus partes. En primer lugar existen acontecimientos estresantes negativos que son interpretados mediante una actitud pesimista. Esta actitud crea un estado de desesperanza, que es justamente la depresión, que tiende a dificultar la manera en que la persona piensa y actúa. Esto provoca, a su vez, más experiencias negativas.

Para salir de esta situación es recomendable la recuperación de la autoestima, como también vislumbrar la posibilidad de ver la realidad desde un punto de vista realista antes que pesimista. Recordemos que pesimista es el que observa la realidad peor de lo que es.

Es esencial aceptar la posibilidad de que las personas que actúen mal obtengan un reducido nivel de felicidad, bajo la existencia de cierta “justicia natural”. De esta manera, las personas pesimistas se sentirán liberadas de la habitual tendencia a desear el castigo sobre los que previamente observaron varios defectos.
Podemos sintetizar el proceso de la depresión teniendo en cuenta los factores que la favorecen:

Depresión severa = Situaciones desencadenantes + Vulnerabilidad individual

Entre las situaciones desencadenantes puede citarse la pérdida de un ser querido, la pérdida del trabajo, fracasos de distinto tipo, etc., que en la persona normal producirá un estado de infelicidad transitorio. Pero, en el caso de la persona vulnerable, se producirá el estado depresivo. La vulnerabilidad se debe a la existencia de un historial de relaciones problemáticas, un estilo de pensamiento negativo, desesperanza, etc. A ello debe agregarse la predisposición genética y otros aspectos inherentes a la propia mente individual.

En cuanto al sentido de la vida, consiste en la existencia de una flecha imaginaria que nos señala el camino hacia el futuro, algo que se opone a la actitud de mirar permanentemente hacia el pasado, lo que resulta poco conveniente.


AUTOESTIMA Y PRETENSIONES

“He observado siempre que las pretensiones de las gentes están exactamente en razón inversa a sus méritos; éste es uno de los axiomas morales” Joseph Louis Lagrange (“Los grandes matemáticos” Cita)

William James pudo expresar el vínculo existente entre la autoestima, el éxito y las pretensiones a través de una simple relación matemática:


Autoestima = Éxito / Pretensiones

Esta fórmula sirve principalmente para describir el vínculo existente entre las variables consideradas. Indica simplemente que nuestra autoestima crece con los éxitos logrados mientras que decrece con aquellas pretensiones (proyectos, ambiciones) no conseguidas.

Resulta conveniente no ambicionar aquello que nunca podremos lograr, ya que tendremos la sensación de haber fracasado en la vida. Tampoco es aconsejable imponernos metas demasiado accesibles, ya que hará que el éxito que sigue a su logro tenga poco valor.

Además de las metas impuestas por uno mismo, existen aquéllas que nos imponen nuestros padres o bien el propio medio social, sin que se tenga en cuenta que ello puede, a la larga, conducirnos a una baja autoestima si no logramos alcanzarlas.

Otra causa importante de frustraciones consiste en llegar a un éxito que no es reconocido por el medio social, o intelectual, del momento. Varios son los científicos que arruinaron sus vidas por este hecho, tales los casos del matemático Georg Cantor, el médico Julius R. Mayer, el físico Ludwig Boltzmann, entre otros.

La modestia de muchos científicos surge de la comparación con otros científicos, generalmente con aquéllos destacados y eminentes. Por el contrario, hay quienes sienten una excesiva autoestima al imponerse metas intrascendentes, desconociendo totalmente los grandes planteos del pensamiento humano. De ahí que la soberbia vaya asociada siempre a la ignorancia.

Quien quiera reducir nuestra autoestima, no nos preguntará por los éxitos logrados, sino por aquéllos que aún no hemos alcanzado. Esto pasa también cuando alguien desea hacernos sentir fracasados por no lograr los éxitos ambicionados por otros, o por no lograrlos en el tiempo impuesto por los demás. La notoria reducción de la autoestima lleva a muchas personas a estados depresivos. Hay quienes tienen “habilidad”, a partir de ironías y de burlas encubiertas, de hacer que otros comiencen a agredirse internamente, buscando que la “destrucción” sea más efectiva.

Podríamos seguir haciendo muchas deducciones similares a partir de la fórmula mencionada. Es así como se trabaja en física; sólo debemos tener en la mente unas pocas relaciones matemáticas para deducir, luego, una gran variedad de fenómenos físicos. Es indudable que éste ha de ser el camino que deben seguir las ciencias del hombre y de la sociedad.

NEUROSIS Y MITOS

“Se llega a la neurosis cuando se reprimió algo sin haberlo eliminado. El hombre moderno cree haber eliminado ese mundo de los valores, de la poesía, de la conciencia moral, pero no ha hecho más que reprimirlo y sufre por esto”. “El hombre moderno padece una represión de la conciencia” Paul Tournier (“Mitos y neurosis”)

Existen varias formas de describir los distintos aspectos del comportamiento humano, tal el caso de la neurosis. Una de las formas de describirla es a través de la desadaptación del individuo respecto de la sociedad, pero también es posible considerarla como un conflicto interior que surge de la diferencia entre la información predominante en la sociedad (creencias, mentalidad generalizada, etc.) y la información percibida mediante nuestro proceso cognitivo y que se encuentra grabada a un nivel subconsciente.

La neurosis existe ante una esencial diferencia entre la realidad y el conocimiento que tenemos de esa realidad, es decir, si tenemos una visión incompleta del universo y de las leyes que lo rigen, esa carencia de conocimientos de alguna manera habrá de aparecer como una forma de desadaptación y de sufrimiento asociado.

Una definición simple de neurosis y de psicosis es la dada por Roger Caillois: “Si usted cree que dos y dos son cuatro, pero que eso lo angustia, usted es un neurótico; si cree que dos y dos son cinco y le parece muy normal, entonces no es una neurosis: es una psicosis. Está delirando”. La neurosis, por lo tanto, es un estado de sufrimiento psíquico sin una causa aparente, por cuanto la vida de quien la sufre parece disponer de todo lo necesario para llevar una vida feliz. Sin embargo, existe la esencial ausencia del conocimiento del sentido de la vida, entre otros aspectos.

Este conocimiento es percibido intuitivamente por el individuo, mientras que no es conocido racionalmente por la sociedad, de donde surgiría la represión de la visión interior y el conflicto psicológico que aparecerá como una consecuencia directa e inmediata. En épocas de predominio de la religión, cuando el hombre disponía de un sentido de la vida, no aparecía con frecuencia este conflicto.

Se dice que ante los hechos, influye sobre nosotros la opinión que tengamos de ellos antes que los hechos mismos. De ahí que, en todos los casos, es conveniente tener el hábito de decir la verdad, tanto a los demás como a cada uno de nosotros mismos. El precio a pagar, si no respetamos este principio, habrá de ser bastante caro.

PENSAMIENTOS Y EMOCIONES

“La investigación de la manera en que los pensamientos desencadenan emociones, y en que las emociones corporales se transforman en el tipo de pensamientos que denominamos sentimientos o sensaciones, proporciona un panorama privilegiado de la mente y el cuerpo, las manifestaciones evidentemente dispares de un organismo humano, único y entrelazado de forma inconsútil” Antonio Damasio (“En busca de Spinoza”)

Así como en la física se distingue entre fuerzas de corto y de largo alcance, en el ámbito de la ética y del comportamiento humano, podemos distinguir entre la interacción directa entre individuos, con efectos inmediatos, y la indirecta, con efectos que se producirán en el futuro.

La primera interacción viene dominada por los afectos, mientras que la segunda viene dominada por el razonamiento, existiendo una vinculación entre ambas, en una misma persona. Tal vinculación viene determinada por las intenciones dominantes en el individuo.

Las actitudes básicas del hombre (amor, egoísmo, odio, negligencia) constituyen la base para la interacción directa, que se manifiesta a través del lenguaje gestual permitido por las apariencias objetivas de las personas. Tales actitudes se prolongan, a través del razonamiento, en acciones o proyectos dominados por las tendencias que dieron origen a las actitudes mencionadas (cooperación o competencia).

Existen personas bastante afectivas que no tienen aptitudes intelectuales suficientes para permitirles lograr buenos resultados y de largo alcance, mientras que otras, algo más frías emocionalmente, tienen aptitudes intelectuales que les permiten vislumbrar el bien en las enmarañadas redes de causas y efectos.


RAZÓN Y EMOCIÓN

"El sistema emocional es un sistema genético de información mediante el cual el cerebro informa al individuo sobre qué debe hacer, cuándo y cómo, y cual es el grado de urgencia o de emergencia del trabajo que debe realizarse” José Antonio Jáuregui (“El ordenador cerebral”)

Desde épocas remotas, varios han sido los filósofos que contemplaron a los aspectos emotivos como algo opuesto a la razón, y aducían que era más aconsejable respetar las decisiones tomadas con la mente fría que aquellas tomadas con el corazón. Adoptando esta sugerencia en una forma estricta, el hombre habría de actuar como una máquina razonadora que poco contempla los efectos que sus acciones ocasionarán en otras personas.

Es aconsejable que en cada una de nuestras decisiones contemplemos tanto los efectos que producirá en uno como los que ocasionará en los demás. Pero esa previsión deberá tener presente justamente los sentimientos básicos de las personas. Y para ello debemos ser capaces de ubicarnos imaginariamente en los demás. De ahí que debemos contemplar la posibilidad de establecer una teoría de la acción ética, antes que una simple teoría de la acción.

Antes que un ser racional, el hombre es un ser afectivo y sentimental. Nuestro propio cuerpo nos avisa, a veces mediante incómodas manifestaciones, el hecho de haber comido o bebido en exceso. También, mediante la conciencia moral, nos avisa cuando hemos infringido alguna regla ética elemental.

La regla ética, en una sociedad, surge como una prohibición de lo que provoca dolor. Cuando esa ética se perfecciona, establece una sugerencia hacia el logro de lo que provoca felicidad.


INTELIGENCIA EMOCIONAL

“Nuestras interacciones sociales desempeñan un papel incluso en el remodelado de nuestro cerebro, por medio de la «neuroplasticidad», que significa que experiencias repetidas esculpen la forma, el tamaño y la cantidad de neuronas y sus conexiones sinápticas. Llevando repetidamente nuestro cerebro a un registro dado, nuestras relaciones clave pueden moldear gradualmente ciertos sistemas de circuitos neurológicos. En rigor, ser lastimados y enojados crónicamente, o nutridos emocionalmente, por alguien con quien pasamos mucho tiempo todos los días a lo largo de años puede remodelar nuestro cerebro” Daniel Goleman (“Inteligencia social”)

Si los sentimientos humanos, que nos permiten percibir placer y dolor, nos guían por la vida a través de premios y castigos a ellos asociados, la base de nuestra educación deberá ser, justamente, una educación emocional. Es otra manera de decir que en la educación deben predominar los aspectos éticos del comportamiento, en lugar de los estrictamente intelectuales.

Las emociones son “impulsos para la acción” y surgen como una consecuencia de la mejora producida a través de la evolución biológica, si bien los aspectos afectivos se han de intensificar dentro del marco de la evolución cultural. La base de nuestra educación emocional ha de significar una plena conciencia de la existencia de los sentimientos humanos, tanto como de sus posibles desviaciones.

Desde tiempos remotos se viene enfatizando la ventaja de hacer prevalecer la razón a los sentimientos. En realidad, la razón debe ser una guía que nos permita orientar nuestras acciones con cierta finalidad. Los sentimientos seguirán a la razón y es posible que alguna vez la alcancen.

Las emociones, ya sean positivas o negativas, se transmiten entre las distintas personas, tanto a nivel consciente como inconsciente, principalmente a través del lenguaje gestual.


NEUROSIS

“La neurosis es un trastorno psíquico producido por temores, por defensas contra los mismos y por intentos de establecer soluciones de compromiso entre las tendencias en conflicto. Debido a razones prácticas, sólo conviene llamar ‘neurosis’ a este trastorno cuando se aparta de la norma vigente en la cultura respectiva” Karen Horney (“La personalidad neurótica”)

Podemos describir los trastornos psíquicos considerando cierta desadaptación del individuo respecto de la sociedad en que vive y, además, de cierta desadaptación del propio medio social respecto del orden natural. Incluso puede darse el caso de un individuo que esté mejor adaptado al orden natural que el propio medio social al que pertenece.

Para tener una referencia y poder así valorar tal proceso de adaptación, podemos considerar la actitud del hombre cooperativo como “normal”. La actitud competitiva, con sus múltiples facetas, constituirá, por cierto, la principal causa de neurosis inducida culturalmente, o bien incorporada a través de nuestra herencia genética.

Todo este tema puede carecer de sentido para quienes adhieran al relativismo moral y cultural, por cuanto aducen que no se le debería atribuir validez objetiva a ningún tipo de conducta. Desde el punto de vista de la ciencia, por el contrario, es necesario adoptar referencias para la descripción de este fenómeno psíquico.

A veces se habla de las neurosis propias de una sociedad y de una época, tal el caso del vacío existencial, asociado a la ausencia de un sentido de la vida. Al respecto, podemos dar una breve sugerencia. Debemos considerar que el Creador nos ha impuesto leyes naturales que nos presionan hacia la adopción de una actitud cooperativa para hacer de la humanidad un organismo armónico con el resto del universo. La humanización permitirá que el universo sea consciente de sí mismo de tal forma que el observador sea tan importante como lo observado. (Si se quiere eludir un peldaño, considere el razonamiento expuesto a partir de la existencia de las leyes naturales).

Sygmund Freud propuso mejorar a los pacientes neuróticos haciéndolos conscientes de aquellos aspectos del pasado que fueron “reprimidos” y encerrados en el inconsciente, mientras que Alfred Adler propuso que el individuo neurótico debe hacerse responsable, ante la comunidad y ante sí mismo, de todas sus acciones. Viktor Frankl añade que el individuo, además de ser consciente y responsable, debe descubrir el sentido de su vida.

Las neurosis, en general, están asociadas a información distorsionada que el individuo tiene respecto de la realidad. De todas formas, los casos particulares requieren la ayuda de psiquiatras especializados.

En la sociología se considera a la anomia (ausencia de normas) como una causa posible de actitudes autodestructivas, que pueden llegar incluso al suicidio. Al provenir de conflictos con el medio social, se trataría de un fenómeno estrechamente vinculado a la neurosis.


CONCIENCIA COLECTIVA

“Cuando deseo averiguar lo bueno o lo malo que es alguien, o cuáles son sus pensamientos en un momento determinado, adapto la expresión de mi rostro, lo más ajustadamente posible, de acuerdo con la expresión del suyo, y entonces espero a ver qué pensamientos o sentimientos surgen en mi mente o mi corazón, para encajar o corresponder con esa expresión” Edgar Allan Poe

Debido a la influencia mutua que existe entre los miembros de una comunidad, se va formando paulatinamente una especie de mentalidad generalizada, o conciencia colectiva. Podemos decir que el grupo social tiende a adquirir cierta actitud predominante por lo que el individuo podrá sentirse incluido en el grupo o hasta podrá adoptar una actitud de oposición al mismo.

Habrá individuos influyentes mientras que otros serán influenciables, por lo que a éstos les costará escapar de la mentalidad reinante, especialmente cuando ésta sea negativa para los integrantes del grupo. El proceso de masificación y de dependencia mental del individuo respecto de los líderes, se verá favorecido por la existencia de sentimientos arraigados identificados con la identidad nacional y la cultura.

Existe cierta inercia mental que impide que los cambios sean posibles en periodos cortos, por lo que los cambios de mentalidad requieren de bastante tiempo. Mientras mayor sea la inexactitud de las ideas predominantes, mayor será el tiempo requerido para la aceptación de ideas verdaderas.

Los medios masivos de comunicación, con la predominante idea del relativismo moral y cultural, promueven una neutralidad ética que favorece el surgimiento de distintas neurosis y de anomia social. Quienes se oponen tenazmente a la imposición de normas éticas determinadas, por lo general tratan de imponer sus ideas relativistas.

Cada vez que decimos verdades, colaboramos para el mejoramiento de la mentalidad generalizada de nuestra sociedad; cada vez que decimos mentiras, estamos perjudicando nuestra sociedad por cuanto estamos denigrando su identidad y su nivel cultural.


NEUROCIENCIA SOCIAL

“Somos criaturas sociales. Nuestra supervivencia depende de entender las acciones, intenciones y emociones de los demás. Las neuronas espejo nos permiten entender la mente de los demás, no sólo a través de un razonamiento conceptual sino mediante la simulación directa. Sintiendo, no pensando” Giacomo Rizzolatti

Mientras que la neurociencia estudia el comportamiento del cerebro de un individuo, la neurociencia social estudia la interacción simultánea de dos cerebros vinculados.

Uno de los descubrimientos que, posiblemente, permitirá dar un mejor sentido a nuestro conocimiento del cerebro humano, es el de las neuronas espejo. Son grupos de neuronas que se activan cuando el propio individuo realiza cierta acción, o cuando otra persona la hace, o cuando imagina su realización.

También habrían de ser las que favorecen el proceso de la empatía, por medio del cual nos “ponemos en el lugar de otro”, permitiendo compartir sus emociones. Cada observador puede representar internamente los estados internos de otro individuo con su propio sistema motor y cognitivo.

El concepto de “actitud característica”, surgido de la Psicología Social, implica cambios en una persona ocasionados por la influencia directa o la referencia de otras. Así como pudo establecerse una ética natural clasificando adecuadamente las actitudes básicas posibles, se hace necesario que, en el futuro, dicha ética pueda ser convenientemente fundamentada por los conocimientos aportados por la neurociencia social.

Es importante mencionar que los conocimientos aportados por la neurociencia social incluyen la posibilidad de existencia de influencias mentales entre individuos, y que, incluso, pueden modificar, en parte, los procesos biológicos de la persona que recibe tal influencia. Esto abre la posibilidad de describir los efectos producidos por la oración religiosa entre los posibles efectos descriptos dentro del marco de la ley natural, excluyendo una intervención directa por parte del Creador.


EMOCIONES

“Spinoza sistematiza las emociones por medio de una rígida deducción lógica. Las emociones fundamentales son tres: laetitia (alegría), tristitia (tristeza) y cupiditas (deseo)”. “El deseo es la determinación para la acción que se suscita directamente a partir de la tendencia de autoconservación. La alegría y el dolor son atributos de ese estado fundamental, y surgen de la conciencia de éxito o fracaso en el esfuerzo” George S. Brett (“Historia de la Psicología”)

Podemos distinguir entre aquellas emociones que surgen desde el nivel del cerebro que responde a comportamientos asociados a nuestra herencia genética y aquellos que están asociados al nivel que responde a aspectos cognitivos o culturales. De esa forma, el razonamiento permite atenuar o acentuar las distintas emociones orientando el comportamiento social de cada individuo.

Los elementos o definiciones básicas de Spinoza son los siguientes:

1) El deseo es la esencia misma del hombre en cuanto es concebida como determinada a obrar algo por una afección cualquiera dada por ella.

2) La alegría es la transición del hombre de una menor a una mayor perfección.

3) La tristeza es la transición del hombre de una mayor a una menor perfección.

La teoría de Baruch de Spinoza, que aparece en su libro “Ética”, permite describir la mayor parte de las actitudes del hombre y sus variaciones.


PERSONALIDAD

“Personalidad es el conjunto de las cualidades psíquicas del individuo, es decir, la suma total de sus facultades racionales, percepciones, ideas, hábitos y reacciones emotivas condicionadas” Ralph Linton (“Estudio del hombre”)

Una teoría de la personalidad deberá, ante todo, permitirnos realizar cierta introspección sociológica orientada al mejoramiento individual. La mencionada síntesis de Baruch de Spinoza permite clasificar las distintas reacciones y hábitos bajo las dos tendencias básicas de cooperación y competencia. De ahí que la optimización del comportamiento será favorecido tanto por el conocimiento de las actitudes cooperativas, para emularlas, como de las actitudes competitivas, para cuidarnos de ellas. A continuación se mencionan los principales atributos de las actitudes básicas del hombre, que aparecen en el libro de Spinoza (serían las deducciones dentro del sistema axiomático):


Cooperación

Amor
Admiración
Propensión
Devoción
Esperanza
Gozo
Conmiseración
Misericordia
Satisfacción
Humildad
Gloria
Emulación
Gratitud
Benevolencia
Modestia

Competencia

Odio
Burla
Envidia
Desprecio
Aversión
Indignación
Menosprecio
Sobreestimación
Soberbia
Vergüenza
Ira
Venganza
Crueldad
Ambición
Avaricia

Otras actitudes

Egoísmo
Negligencia
Seguridad
Miedo
Desesperación
Pusilanimidad

Remordimiento
Arrepentimiento
Nostalgia
Temor
Audacia
Consternación



FUNDAMENTOS

“Se entiende también por fundamentos las ‘proposiciones primeras’, los principios de un sistema deductivo” André Lalande (“La razón y las normas”)

Habremos hecho un significativo adelanto en las ciencias sociales en cuanto hayamos podido fundamentarlas en una forma axiomática. Los distintos fenómenos descriptos no serán más que deducciones lógicas establecidas a partir de tales fundamentos. De lo contrario, seguiremos con las extensas y pobremente organizadas descripciones del comportamiento humano, que resultan poco accesibles a la mente del ciudadano común.

Un ejemplo a seguir lo constituye la descripción de las emociones por parte de Baruch de Spinoza. Tales emociones son deducidas a partir de sólo tres conceptos básicos: placer, dolor y deseo. Si bien tal tipo de descripción no asegura la veracidad de la misma, resulta ser un requisito imprescindible si se desea disponer de una explicación con utilidad práctica, en el sentido de que pueda constituir una información básica que podrá orientar en la vida a todo individuo.

Todo lo relacionado al conocimiento y al comportamiento, en el presente escrito, se ha podido organizar en base a algunos conceptos que pueden enunciarse en breves listados. El marco general proviene de lo que podríamos denominar “principios de la realidad” y son aquellos que surgen de la actual visión del universo brindada por la ciencia experimental, de los cuales se ha hecho referencia anteriormente:

1) Origen del universo y expansión posterior.
2) Partículas fundamentales y primeros niveles de organización.
3) Evolución biológica.
4) Evolución cultural.
5) Principio de complejidad-consciencia

También podemos mencionar la síntesis de los fundamentos adoptados tanto para los temas asociados al conocimiento como a la acción ética:

Teoría del conocimiento:

1) En todo sistema complejo adaptativo, el proceso del conocimiento puede describirse mediante un sistema realimentado negativamente.
2) La “verdad” se establece cuando el error (diferencia entre la descripción y lo descrito) se hace convencionalmente pequeño.
3) Para producir estos resultados, nuestro cerebro realiza las operaciones básicas de “comparar” y “agrupar”.
4) Tanto la lógica natural como la ciencia experimental emplean el proceso de “ensayo y error”.
5) El agrupamiento de la información se mejora hasta llegar a un sistema axiomático.

Teoría de la acción ética:

1) En los seres humanos existen tendencias hacia la cooperación y hacia la competencia.
2) Mediante el amor buscamos la felicidad y con el odio buscamos satisfacer nuestro espíritu competitivo. También existen el egoísmo y la negligencia.
3) Nuestro comportamiento se describe en base a la actitud (o respuesta) característica, definida como una relación entre respuesta afectiva y estímulo.
4) El “debe ser” se obtiene como una optimización de lo que el hombre “es”.
5) El Bien y el Mal están asociados a las actitudes básicas del hombre.


En cuanto a la veracidad y a la profundidad de un escrito, puede decirse que “hereda” la veracidad y la profundidad de sus fundamentos. Si éstos no están expresados en forma explícita, podrá tratarse de un sistema descriptivo contradictorio o simplemente no pudo organizarse adecuadamente, por lo que podrá ser mal interpretado.

Los fundamentos anteriores sirven para “deducir” todo el contenido del presente libro, o gran parte de él. Ha sido realizado de esa forma para disponer de unas pocas ideas básicas que permitirán describir los distintos aspectos del comportamiento social del ser humano.

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